Proceso:
Es una antigua forma de tratamiento superficial de
todos los materiales pétreos para revestimientos de exteriores y otros
trabajos artesanales y uno de los efectuados manualmente más utilizados.
También se conoce como labrado.
La superficie de la roca, previamente
conformada, se golpea repetidamente con un martillo bujarda, que lleva una o
dos cabezas de acero que contienen pequeños dientes piramidales de metal
duro (widia).
Hoy en día todavía se utiliza la bujarda manual, aunque las
más empleadas son las neumáticas, antes manuales y cada vez más automáticas,
en las que las cabezas van recorriendo toda la superficie de la roca.
Aspecto:
La superficie tratada presenta pequeños cráteres de
1–3 mm de profundidad y anchura uniformemente repartidos, que aclaran el
tono general de la roca. Cabe resaltar que estas "protuberancias" dependen
del tamaño y densidad del puntero utilizado, además otro factor determinante
es la fuerza empleada y el número de impactos.
En el caso de bujardas muy
grandes con pocos "dientes" el acabado es bastante rugoso, pero normalmente
son utilizadas estas puntas para "conformar", es decir como "bujarda de
desbaste".

Piedra caliza abujardada. |

Granito
abujardado. |
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Existen varios tipos de bujardas, que
dependiendo del número y tamaño de las puntas produce un abujardado fino
o grueso. Otro factor que determina la rugosidad de la superficie es la
fuerza y las repeticiones. El abujardado es uno de los acabados más
tradicionales, ya que se aplica golpeando repetidas veces con una
bujarda que va punteando la superficie hasta dejarla con la textura
deseada. En la actualidad se utilizan máquinas automáticas, que utilizan
martillos neumáticos y carros automáticos para labrar tablas o grandes
superficies.

Detalle de piedra caliza abujardada. |

Detalle de granito abujardado. |
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